viernes, 31 de enero de 2014

Durmiendo con el Diablo.

Soy tuyo para complacerte, para hacer lo que quieras. Soy tu esclavo, eres mi amado oscuro.  A veces lo desconocido se convierte en el narcótico más fuerte, eres un monstruo, mío. Me has convertido en lo que soy, te convertí en lo que ahora eres. 

Me siento hipnotizado, todo lo que sale de tu boca es éxtasis para mi cuerpo. No sé si estamos destinados a estar juntos pero ahora no quiero soltar tu piel, no voy a despegar mis labios de tu espalda.

Apareciste de la nada y curaste mi corazón roto y lo sanaste poco a poco entre las sábanas de tu cama. A penas cerré la puerta dejé de ser yo para ser completamente tuyo, mi alma salió de mi cuerpo y se quedó entre tus manos, entre tus dedos. 

Yo era joven, ingenuo e inocente; tú tan experimentado, encantador y perverso que no sabe otra cosa más que tocarme y quitarme la vida a cuenta gotas. Yo no sé más que amarte.

No somos perfectos.
Pero somos.

Creo que es invierno pero lo menos que puedo sentir es el frío, desde que nos conocimos nunca más supe lo que era el hielo, me acostumbré al dolor intenso de la carne hirviendo. 

Me entregué a mi príncipe de las tinieblas, renací, comenzaste a moldearme cual discípulo a tu gusto, a la forma rústica de tus manos. Sentí la complicidad de los Dioses en los que crees cuando me penetraste el cuerpo, cuando te insertaste en mi ser. Fui liberado.

Estás sediento de sangre, de mi sangre, de mi sangre interior. Estoy listo para pasar al siguiente nivel.

La dominación y el poder se convirtieron en mi credo de cada día, sirviéndote como un cordero inmortal. No soy yo si no me siento controlado por tus misteriosos poderes. A veces me extraño pero luego me tocas y el dolor placentero me recuerda que tengo que olvidarme de mí. Mi cuerpo es tu instrumento de dominación. 

Tus ojos, tu boca, tu daga penetrante me dice todo lo que existe entre nosotros, no sé si es amor, no sé si es pasión, no sé si es oscuridad. Pero existe algo y ambos lo sabemos.

Inyectas oscuridad en mi ser con pequeños chorros calientes, el príncipes de las tinieblas me espera cada día frente a las puertas del infierno. 

Hoy soy un ángel al que le arrancaron las alas y no lo dejaron volar nunca más, manchaste mi piel de colores que no se pueden describir, de olores que no se pueden expresar, de sensaciones pecadoras que me hacen morir y arder en el infierno de tu pecho.

Estoy durmiendo con el Diablo y estoy completamente enamorado. 




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