sábado, 6 de julio de 2013

Dos bocas.

Mis manos detrás de mi cabeza y mi boca haciendo una "O" perfecta demuestran el placer y el goce que pasa por mi cuerpo mientras juegan con mi pene, se pelean por él y luego se lo comparten, es todo suyo. Dos bocas explorando cada centímetro, cada sabor, cada textura, cada movimiento. 

Mientras sus bocas están ocupadas, una en la punta y otra en mi par; por la mía salen numerosos sonidos hermosos que entusiasman las ganas de ustedes dos. Allí abajo hacen lo que quieran, lo que quiero.

—Yo también quiero jugar -les dije-
Y mis manos agarraron sus cabezas y apresuré el momento, y lo pausé, y ahora el control de las embestidas las tenía yo. 

—Tú espera.
Mientras, llené completamente la otra boca hasta que mi mienbro desapareció por completo. Te ahogo, te gusta ahogarte, no voy a parar de hacerlo. Escuchaba sus arcadas, me pedía más, el desespero de tenerme dentro le gusta.

—Ahora te toca a ti.
Posé mi pene suavemente en sus labios y empujé con toda mi fuerza, cada vez más adentro, cada vez más fuerte, cada vez más rápido. Tienes una garganta perfecta, grande, honda.

Veo sus ojos cerrados, se nota la pasión que me tienen, siento que por primera vez me pertenecen y me están devolviendo todo el placer que yo les he dado. 

Sus labios no se cansan nunca, sus rodillas son resistentes, sus cuerpos se ven impresionantes desde aquí arriba. Todo lo que hacen se ve alucinante desde mi perspectiva.

Una perfecta armonía entre las tres piezas claves de este baile erótico, dos bocas, cuatro labios, un pene grande y venoso. Bocas van, besos vienen, lamidas permanecen y las chupadas intermitentes. Son el equipo perfecto.

Esto no se acaba hasta que ya no pueda más, yo sé que ustedes dos quieren más mientras mi cuerpo resistente lucha contra la explosión final, el gran cierre. 

Ya es el momento. Mi cuerpo grita que ya no puede más y explota, la primera vez en una de las gargantas, la otra en un par de labios y la tercera en la lengua. Otra boca se encargó de limpiarme, todo. Dejándolo reluciente.

Me tumbo al suelo, y ahora siento dos bocas maravillosas en mi cuello, descansando.




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