martes, 5 de marzo de 2013

Dejé.

Dejé de escuchar 
cuando la gente me decía que hiciera aquello que no me hacía feliz 
aunque fuera lo mejor para mi. 

Dejé de hablar
cuando supe que mis palabras no hacían sentir nada a las personas
a nadie. 

Dejé de tocar
cuando mis caricias eran aceptadas solo hasta que terminara la noche
saliera de esas sábanas.

Dejé de besar
cuando no pude encontrar después de pasar por muchas bocas
otra boca como la tuya.

Dejé de reír
cuando abrí los ojos y me di cuenta que el mundo es solo un frasco de dolor
y yo estoy dentro de él.

Dejé de soñar
cuando miré hacia arriba y el cielo se me hizo tan lejano 
prefiero estar pegado al suelo.

Dejé de saltar de colchón en colchón
porque nunca encontré la verdadera comodidad que me hacía feliz
esa que encontré en tus brazos
alguna vez.

Dejé de dejar las cosas
cuando vi que no hacía más que dañar a una solo persona y no hablo de ti
obviamente, de mí.


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