miércoles, 19 de diciembre de 2012

Cigarrillo.

Estoy muriendo, cada cigarrillo me lo dice, me lo advierte pero estoy muriendo porque quiero y como quiero hacerlo. La luz roja arde, como el propio infierno y me deja ciego, hipnotiza. Y abro mis puertas, mis labios y quema, cual cigarrillo apagándose en piel pura; dejando cicatrices oscuras, hermosas. 

Dejo que mi garganta sea el puente hacia la libertad, hacia el yo mismo. De regreso salen de mis pulmones mis secretos, mis mentiras, mis caretas, lo que está en lo más profundo de mi ser. les dejo ser nubes o por lo menos parecer, por algo apunto hacia arriba. 

Cierro los ojos y veo como desaparecen en la oscuridad, en el cielo negro, y sonrío y lloro, y sonrío. Todo es tan confuso cuando se trata de tu vida, esta es la vía de escape más satisfactoria. 

Uno más, otro y otro, los que sean necesarios para sacar el poco de vida que me queda y hacer lo que nunca he podido, o nunca me he atrevido. 

Me miro en el espejo y veo solo la destrucción que llevo marcada, pero sonrío, es lo que de verdad importa. Prendo otro cigarrillo y continúo, muriendo feliz. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario