martes, 5 de febrero de 2013

Esa boca.

Jamás voy a poder olvidar a esa mujer, podía no ser perfecta pero tenía una de las mejores bocas que había podido probar en mi vida. Su boca. Mi vida era un delirio a la espera de su boca, en cualquiera de sus facetas. Lo deseaba más que comer, que dormir, que mi botella. 

Hablaba como una dama aunque por dentro no tenía ni un poco de eso; salían millones de ocurrencias de esos majestuosos labios. Mi ojos se clavaban en ellos durante horas, nunca me cansaba de ver sus movimientos. Típica mujer, aunque de típica tiene muy poco.

Sus besos eran tan salvajemente tiernos, tanto que podían llegar a marearte, donde te besaba dejaba una marca permanente. Despertaba cada sensación existente en esa piel muerta ¡era una diosa con la boca!

Y no puedo dejar pasar sus mamadas ¡Oh Dios míos esas mamadas! tan peculiares, tan perfectas ¡Esa mujer sabe lo que hace! un sube y baja tan perfectamente ejecutado, su boca caliente y húmeda, unos labios tiernos en un pedazo de carne dura.

¡Como deseo de nuevo la boca de esa mujer! Mi erección me está obligando a llamarla, y creo que lo haré esta noche, y mañana, y puede que el resto de mi vida hasta que conteste. 



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