Me tomas la mano y me obligas a no soltarte nunca, no mientras dormimos, porque en el fondo sé que necesitas de mí tanto como necesito de ti. A los ojos de todos somos lo que realmente somos, pero, cuando las paredes de mi habitación nos invaden, somos lo que nos provoca. Toco tu cuerpo como siempre lo quise tocar, como nunca me dejaste hacerlo. Tú, te prendes; yo, necesito ser apagado. Y me buscas justo como en algún momento yo te busqué. Y somos perfectos pero la verdad es que no nos gusta la perfección. La fantasía del momento nos arrastra y sucumbimos en la tentación que no pasa de eso, de deseo. Y despertamos, y volvemos a ser los mismos, pero siempre, algo cambia.
ohhhh!! :)
ResponderEliminar