Delito.
Te convertiste en una evidencia viviente del delito que cometiste fuera y dentro de mi cuerpo. Las pruebas se basan en el reconocimiento de tus dientes en las marcas de mi espalda, en los restos de saliva en mi cuello y en los cabellos que dejaste entre mis dedos. Eres culpable pero yo soy el sentenciado a la pena de muerte.
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