Ahora es cuando me doy cuenta que el deseo puede más que la distancia...
Fue cuando, una noche, mi piel se convirtió en tu piel y mi mano en tu mano. Sentí como desde lejos me tocabas mientras yo lo hacía.
Acostado, envuelto en sábanas, fingiendo un abrazo. Es increíble cómo siento tu calor incrementando cada vez más en la palma de mi mano, simulando tu movimiento, tus ganas, tu euforia, tu placer...
Muerdo mis labios, apreto con fuerza las sábanas con la mano solitaria, mis respiración se acelera, el calor aumenta rápidamente. Lo haces bien, lo hago bien.
Llego el momento, no puedo más, mientras te pienso tu nombre sale de mi boca acompañada de sonidos que demuestran que todo valió la pena y exploto... Una sensación de alivio, de calor y de éxtasis se apodera de mí y la calma vuelve.
Exhausto, sigo ahí... Acostado, envuelto en sábanas, fingiendo un abrazo.
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